Empleo de calidad y participación femenina en sectores estratégicos: desafíos que aún persisten este 8M

  • Se han logrado avances en la reducción de diversas brechas, pero aún persisten dos desafíos clave: la mejora en la calidad del empleo y la mayor participación femenina en sectores productivos estratégicos.

Lima, 7 de marzo de 2025.- El Día Internacional de la Mujer fue establecido por las Naciones Unidas en 1975. Desde entonces, se han logrado avances significativos, pero esta fecha sigue recordándonos los desafíos pendientes. Según Gabriela Espinar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), la brecha salarial entre hombres y mujeres se ha reducido en los últimos años. No obstante, aún persisten retos como la desigualdad educativa, la baja calidad del empleo femenino y la limitada presencia de mujeres en sectores productivos clave.

La brecha salarial –diferencia entre los ingresos promedio de hombres y mujeres– es uno de los principales indicadores utilizados para medir estos avances. Generalmente, se expresa como el porcentaje del sueldo de los hombres que las mujeres no reciben. Un análisis de REDES muestra cómo ha cambiado esta brecha a lo largo del tiempo: en 1985, las mujeres ganaban un 46% menos que los hombres, mientras que en 2023 la diferencia se redujo al 27%.

“En casi 40 años, la desigualdad salarial se redujo, pasando del 46% en 1985 al 27% en 2023. En otras palabras, mientras que en 1985 una mujer en Perú ganaba en promedio 54 soles por cada 100 que recibía un hombre, para 2023 esa cifra aumentó a 73 soles. Aunque este avance es significativo, aún queda un largo camino por recorrer para lograr la equidad. Garantizar equidad en acceso a empleos de calidad impulsa la productividad y fortalece la economía”, explicó Espinar.

Además, la desigualdad en el acceso a empleo adecuado sigue siendo significativa. Mientras el 58.7% de la PEA masculina cuenta con un empleo que garantiza ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de alimentos y mejorar su calidad de vida, solo el 39.4% de la PEA femenina logra acceder a estas condiciones. Aunque en los últimos años más mujeres han ingresado al mercado laboral, aún enfrentan dificultades para acceder a empleos de calidad que les brinden estabilidad económica y mejores oportunidades.

La brecha educativa entre hombres y mujeres que trabajan también sigue presente. En 1985, solo el 58% de la población económicamente activa (PEA) femenina contaba con educación secundaria o un grado superior. Para 2023, esta cifra ascendió a 67%, reflejando una mayor escolaridad de las mujeres peruanas. Sin embargo, sigue siendo inferior al 78% registrado en la PEA masculina.

“Aunque aún se perciben diferencias en la escolaridad de la población adulta, las tasas de matrículas de nuestros niños son mucho más equitativas. En 2023, la tasa de matrícula en la escuela secundaria de las adolescentes fue similar a la de los adolescentes, un 97%. Garantizar una educación de calidad desde las primeras etapas es clave para que más mujeres accedan a mejores oportunidades laborales y desarrollen su máximo potencial”, sostuvo la especialista.

Más mujeres en sectores clave

En el mercado laboral peruano aún es evidente una segmentación entre hombres y mujeres. Sectores como salud, educación, y turismo aún están fuertemente asociados con el trabajo femenino. De hecho, según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del 2023, los profesionales de salud son mayoritariamente mujeres, un 74%. En actividades relacionadas con el turismo, la presencia femenina predomina aún más con un 78%. Educación también es un sector con una presencia elevada de mujeres con 60%. Finalmente, el sector comercio tiene un 61% de participación femenina.

“Ante la dificultad de acceder a empleos bien remunerados, muchas mujeres encuentran en el comercio y el emprendimiento una alternativa para generar ingresos. Este sector ofrece mayor flexibilidad y oportunidades para desarrollar negocios propios, lo que se refleja en que el 40% de las micro y pequeñas empresas (MYPES) del país son lideradas por mujeres. No obstante, persisten barreras estructurales que limitan su acceso a empleos formales y de alta remuneración en sectores estratégicos, como la industria y la tecnología, lo que restringe su potencial de crecimiento y autonomía económica”, enfatizó Espinar.

Esta brecha es especialmente visible en sectores como minería, construcción y transporte, donde la presencia femenina sigue siendo inferior al 7%. La baja participación de mujeres en estos ámbitos no solo limita su acceso a mejores salarios, sino que les impide participar en sectores productivos claves para el desarrollo del Perú.

“Para fortalecer la participación femenina en el mercado laboral y contribuir al desarrollo sostenible, es crucial implementar políticas que promuevan la flexibilidad laboral, la corresponsabilidad en las tareas de cuidado y el acceso equitativo a empleos formales y de alta remuneración. La adopción de esquemas de trabajo adaptables y estrategias para reducir barreras estructurales permitirá una mejor integración del talento femenino en sectores estratégicos, impulsando la productividad y el crecimiento económico”, concluyó la especialista.