Perú y la transformación en el deporte: que el árbol no tape el bosque
Por: Víctor Valle Mancini, Managing Director de Globant Perú.
Es 13 de junio del 2022 y Andrew Redmayne se dispone a una coreografía particular. No es bailarín, es arquero y logra su cometido: Luís Advincula falla su penalti y Australia clasifica al Mundial de Qatar. No supimos mucho más de Redmayne, solo que puso fin a un pequeño oasis del fútbol peruano que incluyó también la participación en Rusia 2018.
Pasaron más de dos años y el análisis deportivo no es mi rubro, pero una cuestión es empírica y es que el fútbol nacional perdió competitividad. Datos contrapuestos lo avalan; Alianza Lima - por un lado - ostenta un tricampeonato en la liga local y - por el otro - el récord de 22 partidos sin victorias en la Copa Libertadores. Seguramente haya muchos asteriscos que analizar para hilvanar alguna certeza de por qué soñar con una generación como la de los 70 es justamente eso, un sueño.
Más allá de lo que sucede en el campo de juego - que hoy no es lo único importante, con la necesidad de incorporar profesionales en todas las áreas - surge una pregunta que tal vez sea el desencadenamiento de los malos tragos, ¿es nuestra liga local un producto atractivo?
Recientemente hubo un hito y no tuvo que ver con que si una pelota ingresó o no en el arco rival. Llegó al país una empresa para encargarse de las transmisiones de los partidos de la Liga 1 y mejorar el deporte con el aporte de datos estadísticos, que luego servirían para que los clubes tomen mejores decisiones y para que los hinchas potencien sus experiencias de consumo.
Con el mismo ímpetu con el que se anunció el desembarco de la compañía, hoy se desgranan facciones de un contrato polémico. Ese análisis no viene al caso, pero hay un refrán - a veces trillado - que dibuja una radiografía perfecta del estadío en que se encuentra la industria del fútbol peruano: “que el árbol no tape el bosque”.
Independientemente de lo que suceda con esta empresa y los debates que se tejen en el prime time, el fútbol y el deporte peruano deben tomar el rumbo de la transformación con la tecnología como punta de lanza; son los pasos que da el mundo y no podemos ser ajenos en tanto y en cuanto queramos desarrollar productos comercializables, atractivos y competitivos.
La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo todas las industrias y el deporte no es una excepción. Aficionados, jugadores, entrenadores, analistas técnicos, nutricionistas y cualquier parte interesada involucrada en el juego ya están consumiendo datos a través de las tecnologías de IA, permitiendo análisis instantáneos y datos precisos en tiempo real. Es la famosa revolución 4.0 en la que debemos involucrarnos.
El Barcelona de España - por citar un club de referencia - adoptó Oliver, una plataforma que a través de un dispositivo que cada jugador lleva en el cubre canillera, recopila información que es procesada por algoritmos de inteligencia artificial y luego se convierten en datos que tienen “llamados a la acción” para la mejora del jugador y el progreso. Pero no hay que irse tan lejos: LDU de Quito, aplica soluciones de IA junto al desarrollador OLOCIP para identificar talento emergente y gestionar su plantel con rigurosidad científica. La herramienta ofrece una evaluación objetiva y en constante actualización del rendimiento de los jugadores, así como de predicciones contextualizadas de su desempeño deportivo y valor de mercado.
No importa lo poco o nada que Perú avanzó en estos aspectos: paradójicamente, corremos con una ventaja. Es el fenómeno leap - frog (salto de la rana). Si la revolución digital fuese un camino de piedras dentro de una laguna y los países distintas ranas saltando, en Perú tenemos gran parte del sendero por explorar, con la posibilidad de replicar modelos exitosos y hasta mejorarlos.
Si de pasos evolutivos se trata, el concepto de vanguardia es Sportainment, que fusiona entretenimiento y deporte para ofrecer experiencias interactivas e hiper personalizadas a los espectadores que son cada vez más importantes en el nuevo paradigma. La hiperconectividad y el consumo digital están impulsando una transformación que impacta no solo a los jugadores, sino a todos los que participan en el mundo deportivo. Lo hace con FIFA a través de FIFA+, la plataforma que utiliza las últimas tecnologías para mejorar la experiencia de los usuarios con contenido a medida, y también La Liga (liga española de fútbol), en donde crearon un producto distintivo para atraer a fans de todo el mundo.
La tecnología, en fin, mejora todo el ecosistema. Permite - por ejemplo - crear estadios sin fricciones. Un caso emblemático es el Intuit Dome de Los Angeles Clippers en la NBA donde los fans ingresan a través de un reconocimiento facial que tarda como máximo 4 segundos pero también sucede en el fútbol continental: el América de México adhirió un sistema de pago en el escudo de la camiseta de los fans para evitar largas filas en los entretiempos. La transformación digital construye un círculo virtuoso: fans más fieles, mayor engagement y una un vínculo monetizable para los clubes y entidades
El exponencial avance de la tecnología suele ridiculizar cualquier pronóstico, sin embargo, la tendencia de optar por este camino es irrefutable. Tal vez el desarrollo del momento sea la IA generativa y ya hay una herramienta que se vale de esto para gestionar y monetizar los contenidos de la industria del deporte y el entretenimiento; se trata de Media Archive AI, creado por Globant y Quick Play en colaboración con Google Cloud.
Es probable que todo lo mencionado anteriormente - que pudo sonar pionero- quede atrás en pocos meses. La premisa es la de estar alertas y entender que invertir en tecnología implica un costo accesible en términos relativos, y es fundamental para lograr los objetivos de negocio y que las instituciones deportivas sigan creciendo.
Por lo que le compete a Perú, aquí y ahora, más allá de cualquier paso en falso volvamos a aquel viejo refrán: que el árbol no tape el bosque.